La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se ha manifestado a favor de la mujer y de la vida, por la que apoyan a todas las personas que están en contra de la despenalización del aborto y los animamos a seguir siendo pro-vida, planteó hoy el vocero de la Arquidiócesis de Chihuahua, Gustavo Sánchez Prieto.
Señaló que el tema de la despenalización del aborto tiene “muchas aristas y argucias jurídicas” que sirven para descalificar algunas posturas, así como para disfrazar otras.
El vocabulario se corrompe cuando se habla de “interrupción del embarazo “, como si fuera algo que se puede retomar después, lo que es totalmente imposible, expuso el sacerdote.
Se habla de “no criminalizar” a los abortistas, mujeres o personal sanitario, cuando el aborto provocado busca precisamente acabar con la vida del bebé, evidenció.
El sacerdote dijo, que se entra en un callejón sin salida, cuando se alega que la despenalización no es aprobación del aborto. Ya que, como se dice, “lo que no está prohibido, está permitido “, si no hay sanción alguna, es difícil comprender que se trata de una acción perversa en sí misma cuando se trata del aborto provocado.
Con justa razón, los obispos mexicanos han dicho que la cárcel no cambia la historia, ni el corazón de las personas, trátese de mujeres, como en este caso, o de varones, en otras circunstancias.
Esta realidad reclama estar a favor de la mujer y de la vida, por la que apoyan a todas las personas que se manifiestan en contra de la despenalización del aborto y los animamos a seguir siendo pro-vida, agregó.
Señaló que esto significa, como comunidad civil, iniciativas para promover la dignidad de la mujer con servicios educativos, atención médica, fuentes de trabajo, salarios iguales a trabajos iguales. Necesitamos trabajar por su seguridad en la casa y en la movilidad. Prevenir la violencia, en cualquiera de sus expresiones y castigar las agresiones y a los agresores, también pero no únicamente en las violaciones.
Como comunidad cristiana, la Palabra de Dios urge a revitalizar el proceso evangelizador en todas sus dimensiones, a escuchar y contemplar a Jesús, Señor y fuente de la Vida y con María de Guadalupe, a manifestarse a favor de la mujer y de la vida.
