El cáncer de mama sigue cobrando vidas, en tanto que las políticas para su diagnóstico y tratamiento se encuentran «en pañales», en comparación con países con altos ingresos.
Por tal motivo, es de sumo interés ir cerrando las brechas en desigualdad, que detonen acciones que coadyuven en la socialización de la enfermedad en todos los ámbitos.
En una iniciativa reciente, propuse que se decrete el Día Estatal de la Lucha contra el cáncer de mama, en el cual busco que se aumente la visibilización del impacto que este padecimiento tiene en nuestra sociedad.
Así como los altos índices existentes y los alcances de la enfermedad; concientizar a la población de sus implicaciones y sobre todo impactar en el aumento de una cultura de prevención, cuidado y detección oportuna.
Busco que sean enaltecidas todas aquellas guerreras que perecieron en la lucha contra el cáncer de mama.
La nueva política busca contribuir al impulso de campañas de prevención y atención, pues según estadísticas, existe hasta un 98% de probabilidad de sobrevivir si se detecta a tiempo.
¡Cuidemos a las niñas, adolescentes y mujeres de nuestra sociedad ante este lamentable padecimiento que las aqueja,a fin de que cada vez más mujeres se encuentren informadas y prevenidas!.
Haciendo remembranza del entorno nacional, el 19 de octubre de cada año, por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud.
Según especialistas, el cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres a nivel mundial.
Este causa más años de vida ajustados por discapacidad perdidos en mujeres que cualquier otro cáncer, aparte la carga de enfermedad que representa el cáncer de mama es desproporcionadamente mayor en los países en vías de desarrollo, donde la mayoría de las muertes por cáncer de mama ocurren prematuramente, en mujeres menores de 70 años.
Las Américas representaron casi una cuarta parte de los nuevos casos de cáncer de mama en 2020. En América Latina y el Caribe, la proporción de mujeres afectadas por la enfermedad antes de los 50 años (32%) es mucho mayor que en América del Norte (19%).
El pronóstico después de un diagnóstico de cáncer de mama ha mejorado dramáticamente en los países de altos ingresos, los cuales han tenido una disminución del 40% en mortalidad por cáncer de mama (estandarizada por edad) entre 1980 y 2020, tras la introducción de programas de detección temprana y protocolos de tratamiento estandarizados.
La detección precoz y el acceso a tratamiento efectivo siguen siendo un reto para países con recursos limitados, a pesar de que existen intervenciones probadas y rentables. Se pueden lograr mejoras sustanciales en el control global del cáncer de mama mediante la implementación de lo que ya sabemos que funciona.
Se sabe que las características que se asocian con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama incluyen la obesidad, consumo de alcohol, antecedentes familiares de cáncer de mama, exposición a radiación, antecedentes reproductivos y hormonales y consumo de tabaco. Alrededor de la mitad de los casos se desarrollan en mujeres sin factores de riesgo identificados, además de ser mujeres con 40 años de edad o más.
El cáncer de mama surge en las células de revestimiento de los conductos (85%) o lóbulos (15%) del tejido glandular de la mama.
Cuando el cáncer se limita al conducto o lóbulo donde comenzó, no causa síntomas, pero puede eventualmente progresar e invadir el tejido circundante y, finalmente, los ganglios linfáticos locales y otros órganos.
La carga de enfermedad por cáncer de mama se puede reducir mediante la identificación y el tratamiento temprano de los cánceres, antes de que den síntomas.
