El dióxido de carbono alimenta la fotosíntesis, el proceso por el cual los vegetales generan su alimento en forma de carbohidratos. Los niveles de dióxido de carbono de la atmósfera están aumentando rápidamente, pero existe la incertidumbre de si las plantas de cultivo agrícola podrán emplear estos recursos adicionales para aumentar su productividad y al mismo tiempo mantener la calidad nutricional.
De hecho, ya hay pronósticos de que algunos cultivos agrícolas importantes saldrán más perjudicados que beneficiados, ya que el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera provoca también otros cambios, algunos de los cuales son perjudiciales para diversos cultivos en zonas del mundo que tradicionalmente han sido óptimas para la agricultura.
Unos especialistas de la Universidad de Illinois en Estados Unidos y de la Universidad Monash en Australia han analizado cómo el cultivo de mandioca, que alimenta a más de 1.000 millones de personas en el mundo, se adaptará a la cantidad de dióxido de carbono prevista para la segunda mitad de este siglo.
Los autores del estudio cultivaron la mandioca en unas instalaciones de investigación al aire libre en las que se potencia artificialmente el dióxido de carbono para averiguar a través de experimentos cómo los niveles crecientes de dióxido de carbono influirán sobre los cultivos agrícolas en las próximas décadas. Este campo agrícola experimental se conoce como SoyFACE.
El equipo integrado, entre otros, por Donald Ort, Amanda De Souza y Ursula Ruiz Vera, ha observado importantes aumentos de rendimiento, que van del 22 al 39 por ciento, en siete de las ocho variedades de mandioca puestas a prueba.
Cada variedad de mandioca seleccionada para el estudio es de uso amplio en África, donde la mandioca constituye una cuarta parte o más de la dieta que sigue buena parte de la población en varios países. (Fuente: NCYT de Amazings)