Mantener la tradición de un mayor consumo de productos del mar durante la presente Cuaresma y la próxima Semana Santa, implica un gasto familiar mayor de un 17.88 y 20.26 por ciento respecto del año pasado, según el punto de compra de productos, sea en las centrales de basto o supermercados.
Lo anterior lo estimó la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), quien proyecto que adquirir la proteína del mar puede generar un gasto de entre dos mil 020.71 y hasta dos mil 461.06 pesos, según sondeo de precios realizado por la fuente.
En su estudio de campo encontró los siguientes precios por kilo: camarón crudo desde $268.54 hasta $365.23; camarón pacotilla desde $242.00 hasta $284.65; surimi desde $134.00 hasta $156.67; mojarra desde $105.67 hasta $118.34; pulpo desde $255.00 hasta $323.50, de los cuales, corresponde a centrales de abasto los primeros y segundos a cadenas comerciales.
Asimismo, el kilogramo de salmón desde $359.67 hasta $421.24; sierra de $165.50 hasta $189.78; huachinango desde $245.00 hasta $273.32; medallón de atún desde $245.33 hasta $328.33.
Señaló que, así, surtir esos productos en el mercado o central de abastos podría llegar hasta los $2,020.71, lo que implica un aumento de 17.88% en comparación al año pasado cuando el costo era de $1,743.59, mientras que comprar la proteína de mar en el supermercado aumenta el ticket a $2,461.06, que significa un incremento de 20.26% respecto al año pasado, cuando lo mismo se compraba en $2,055.70.
La ANPEC indicó que, este año la Semana Santa llegó en los últimos días de marzo y con ella toda la liturgia de rituales eclesiásticos, incluso con temas de alimentación.
En época de Cuaresma se prioriza el consumo de la proteína de mar (pescados y mariscos) y se come menos las carnes rojas.
No obstante, la población se encontró directamente con una realidad recurrente y fastidiosa propia de las condiciones del mercado actual, el encarecimiento de la vida expresado en los altos costos de los alimentos, que se hicieron presentes con toda su fuerza elevando los precios de los principales insumos de esta temporada.
Esta situación obliga a muchos hogares a buscar el plan B, preparar menús en esta Cuaresma y Semana Santa, que no incluyen la proteína de mar porque que no les alcanza para comprarla.
Para ello, terminan por servirse en las mesas platos prácticamente vegetarianos, viéndose favorecida la ingesta de leguminosas como lentejas y habas y vegetales como tomate, cebolla, limón, aguacate y papa, que tampoco se libran de los efectos de la inflación alimentaria que flagela.
Apuntó que, en esta Cuaresma y Semana Santa, indudablemente, los consumidores mexicanos que así lo quieran buscan asirse al mundo de la fe, aunque en un entorno difícil de encarecimiento.
Indicó que la enseñanza de Cristo, es que ante la adversidad “debemos ser capaces de levantarnos, derrotar la enfermedad y lograr una mejor calidad de vida para nuestras familias”.
Manuel Quezada / HBM Noticias
