Las averiguaciones sobre la base neuronal del procesamiento de los sentimientos tuvieron sitio hasta ahora primordialmente en laboratorios, o sea, en condiciones bastante diversas de esas en las que comúnmente se experimentan emociones tales como el amor entre enamorados.
Unos biopsicólogos han estudiado ahora parejas en condiciones más naturales. Utilizando equipamiento móvil de electroencefalografía (EEG) se ha conseguido registrar la actividad cerebral de parejas de enamorados en sus casas, a medida que se acurrucaban ligados, se besaban o hablaban de recuerdos felices de su historia de pareja.
Los equipamientos dirigido por Julian Packheiser, Gesa Berretz, Celine Bahr, Lynn Schockenhoff y Sebastian Ocklenburg, de la Universidad del Ruhr en Bochum, Alemania, midió las ondas cerebrales de 16 parejas en situaciones emocionales positivas del tipo hablado en sus propios domicilios.
Una medición de esta clase no podría ser viable utilizando los sistemas convencionales de EEG, debido a que los movimientos creados a lo largo de los besos, abrazos u otros gestos corporales generan distorsiones engañosas en los datos. «Hemos usado un sistema EEG móvil que registra no solo las ondas cerebrales sino además los patrones de desplazamiento de los sujetos», explica Packheiser. Esto permitió al equipo dividir de los datos las distorsiones.
Las situaciones positivas, más que nada las situaciones emocionales que involucran besar y comunicarse, se asociaron con una más grande actividad en las zonas frontales del hemisferio izquierdo del cerebro.
Los resultados afirman la teoría de que los sentimientos positivas se procesan primordialmente en el hemisferio izquierdo del cerebro.
El análisis, titulado, “Investigating real-life emotions in romantic couples: a mobile EEG study”, se ha publicado en la revista académica Scientific Reports.
