A partir de hoy jueves, millones de cristianos de la Iglesia Católica, conmemoran el Triduo Pascual, los días más importantes de la Semana Santa, ya que se recuerda la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo.
El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda, presidirá hoy a las cinco de la tarde en la Catedral Metropolitana, la misa en el que se recuerda la ultima cena de Jesús con sus apóstoles, en donde se instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio, así como el mandamiento del amor.
Durante la celebración también se hará el rito del lavó de los pies, a semejanza de lo que hizo Jesús con sus apóstoles, dándonos un ejemplo de servicialidad.
Mañana viernes, en todas las parroquias y templos se recordará la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión.
Esto se realizará a través de diversos viacrucis vivientes y solemnes, así como la ceremonia de la Adoración de la Cruz. En algunos templos también se lleva a cabo una procesión del silencio y el pésame a la Virgen.
Durante el sábado se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues Jesús no está entren ostros.
Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús.
Vigilia quiere decir “la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.
El domingo se celebra la Pascua, es el día más importante y más alegre para los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida.
Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.
La celebración de la Semana Santa se acordó por primera vez en el Concilio de Nicea I, en el año 325, donde se llega finalmente a una solución para este asunto. En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas normas:
Que la Pascua se celebrase en un domingo.
Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se realizaba independientemente del día de la semana (de esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
Que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año. Esto tiene su explicación, porque el año nuevo empezaba con el equinoccio de primavera, por lo que se prohibía la celebración de la Pascua antes del equinoccio real (antes de la entrada del sol en Aries).
No obstante, siguió habiendo diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría, si bien el Concilio de Nicea dio la razón a los alejandrinos, estableciéndose la costumbre de que la fecha de la Pascua se calculaba en Alejandría, que lo comunicaba a Roma, la cual difundía el cálculo al resto del cristianismo.
Finalmente, Dionisio el Exiguo (en el año 525), desde Roma convenció de las bondades del cálculo alejandrino, unificándose al fin el cálculo de la pascua cristiana.
La Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera luna llena tras el equinoccio de marzo, y se debe calcular empleando la luna llena astronómica. Por ello puede ocurrir no antes del 22 de marzo y el 25 de abril como máximo.
Manuel Quezada / HBMNoticias
