Larga vida al Clásico Nacional. La trilogía entre América y Chivas llegó a su final, con el puño en alto para las Águilas que salieron con el pase a cuartos de final de la Champions Cup y le reiteraron al Rebaño su grandeza. Un 4-0 que deja en claro el momento de uno y otro en el balompié mexicano. América es un carnaval; Chivas un funeral.
Consciente de que tenía que ser valiente, el mensaje de Jardine vino desde la alineación, el timonel de las Águilas mandó una contención inédita con Sánchez y Fidalgo; le dio entrada a Valdés para crear juego junto a Zendejas y Brian y Henry en punta.
Mientras, Espinoza asimiló que el partido para Chivas pasaba por la resistencia, por ello mandó a tres volantes en medio campo, con Romo, González y Beltrán para buscar para tratar de romper los circuitos azulcremas.
El guion se estableció desde el inicio. Un América agresivo, hambriento y lanzado desde las primeras pulsaciones; con Chivas agazapado, el castigo a esa racanería fue encajar el gol muy pronto. Lo que no hizo América en 180 minutos en Guadalajara lo pudo hacer en seis.
Valdés filtró una pelota para Brian, el Rayo controló y armó la pierna izquierda, un zurdazo cruzado que doblegó a Rangel. Quedaba un mundo de partido y Chivas ya había perdido la ventaja que tenía. América obligó al Rebaño a salir de su retaguardia.
El cuadro rojiblanco tomó aire, no se estresó, aún tenía guardada la bala del gol de visitante, dio unos pasos al frente y América también tuvo sus resguardos y se echó unos metros atrás. Vino la fase de nervio, los dos se amarraron, escasearon las llegadas; el primer aviso de Chivas llegó hasta el 21′, con un tiro de Pulido, luego Romo también la prendió con derecha, pero su disparo se fue por encima del larguero. América tuvo otros avisos con tiros que se fueron desviados.
